viernes, 19 de julio de 2013

LOS SILENCIOS DE LA FIESTA

PITÓN DERECHO El pasado 3 de julio se cumplieron 75 años del inicio de la construcción de El Toreo, de Tijuana. Una vez terminada la plaza, durante años la hizo de magneto internacional; pudo compensar, en algo, la merma en el turismo debido a la prohibición de los casinos dictada por Lázaro Cárdenas, poco antes.

 
PITÓN IZQUIERDO El coso no alcanzó a cumplir tres cuartos de siglo porque fue cerrado hará un lustro. Ahí torearon todas las figuras, una de las últimas fue El Juli, en 2002. Fue derrumbada porque, dirían los taurinos, le comió el terreno algún empresario globalizado con codicia avasalladora que abrumó la defensa de CONTOROMEX.

PITÓN DERECHO Se arrasó un sitio más en donde alguna vez se partió plaza. Debemos recordar que los pueblos parecen solazarse demoliendo edificios para construir otros; al paso de las generaciones olvidan qué construcciones estaban donde ahora bulle actividad de otra índole. Así pasa con escuelas, mercados, zonas habitacionales, palacios, estadios y plazas de toros; que son las desapariciones lamentables que nos dan el tema.

PITÓN IZQUIERDO Ya son muchas las arenas que se llevó el viento. Si pudiéramos poner sobre los planos urbanos una estrella por cada plaza de toros desaparecida del territorio nacional, tendríamos una Carta Celestial tachonada de recuerdos de tardes ya idas.

PITÓN DERECHO Por eso resulta una buena idea de Bibliófilos Taurinos de México de visitar algunos edificios que están construidos en sitios que antes fueron ocupados por cosos taurinos, en la Ciudad de México. El periplo resultará de añoranza; los bibliófilos, saldrán de su querencia que es la zona del silencio que habla (i. e. los Libros), y visitarán los predios donde está el silencio que recuerda (i. e. los cosos destruidos).

PITÓN IZQUIERDO Esos tendidos se llenaron de clamores y hace años se apagó el último. Se agruparán los añorantes ante el silencio que recuerda; un tipo de silencio subterráneo que, como los libros, también cuenta leyendas. Un silencio que quedó para siempre debajo de la sinfonía urbana de la modernidad: los bocinazos de los choferes impacientes y automovilistas frenéticos, las ofertas gritonas de los vendedores de piratería, el bullicio de los gourmets de banqueta y por si fuera poco los pedigüeños centenarios y los empresarios franeleros.

PITÓN DERECHO Curiosamente, las construcciones taurinas de la Capital, de Ciudad Juárez (la Monumental), de Tijuana (El Toreo), la de Mexicali (del mismo nombre), y otras muchos más, cuando fueron arrasadas se convirtieron, ipso facto, en sitios añorados que no necesitan legislación alguna para ser patrimonio inmaterial de los taurinos.

PITÓN IZQUIERDO En cambio, La Fiesta de los Toros si necesita ser declarada Patrimonio Cultural para no desaparecer por decreto.

PITÓN DERECHO Parecería un oximoron decir que La Fiesta puede defenderse con un documento de los embates de otro documento. La explicación es que el pliego que la consolida estaría signado por agentes culturales, mientras que el acta de defunción, si se diera el caso, llevaría las firmas de legisladores muchos de los cuales se amorcillan cuando les llegan con sutilezas culturales.

PITÓN IZQUIERDO Los aficionados taurinos disfrutamos de ambos silencios. De los libros porque cuando se abren nos obligan a ¨escuchar¨ sus páginas y entender la fiesta. De la misma manera el silencio de los edificios que están plantados en los antiguos cosos, nos permiten ¨escuchar¨ a nuestros antepasados cuando gritaron lindezas a los toreros que se acobardaban o vitoreaban a los que daban el espadazo definitivo.

PITÓN DERECHO El verano del 2012 escribimos algo en torno a uno de los malentendidos más extendidos que hay sobre la Fiesta. El asunto es simple: la atacan porque no la entienden. Y la Fiesta en parte, no es comprendida porque no hay otra vivencia con que compararla. No es un deporte, no es una pelea (aunque los anglos le digan bull fights y la misma expresión tauromaquia signifique pelea de toros); menos aún el toreo es arrojo temerario como lo son los deportes extremos.




PITÓN IZQUIERDO Tampoco es una simple costumbre añeja sino un patrimonio cultural que no tiene analogías estrechas con otras identidades folclóricas. Por lo mismo el Patrimonio Cultural Inmaterial debe ser defendido. Es arte frente al peligro, es búsqueda y frecuentemente, encuentro con la estética conmovedora. Un cuerpo humano, otro animal; ambos ligados por un sorprendente rito que puede elevar a ambos a espacios artísticos. La obra se elabora con un vientre y muslos vulnerables que el rito obliga a ceñirse a un par de cuernos no aleccionados, mientras se mete en el mismo instante el miedo, la adrenalina, el peligro de muerte, la promesa de la belleza, todo con la mayor lentitud posible. Órale.

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