viernes, 5 de octubre de 2012

Pachuca, Feria de San Francisco, 2012


PITÓN DERECHO Afortunadamente la tarde no creyó en el pronóstico y se arrebujó con el sol de otoño pachuqueño. El resto de la corrida se cumplió satisfactoriamente: Toros de Arroyo Zarco (Sangre de Jaral de Peñas, Mimiahuapan, San Martín), El Zotoluco, Enrique Ponce y Juan Pablo Sánchez. Primer corrida tanto de la Feria como la primera de las que se darán bajo el rubro de Patrimonio Cultural Inmaterial, en el Estado de Hidalgo, logro del Gobernador Francisco Olvera. Afortunadamente Pachuca olvidó su alias de ¨La Bella Airosa¨ y no echó a perder los pases con vientos pervertidos.

PITÓN IZQUIERDO El Zotoluco brindó su segundo toro al Gobernador y el público aplaudió. Pocas plazas de toros del mundo taurino pueden ofrecer fenómeno tal: aplausos al presidente, al jefe de gobierno, al primer ministro, al gobernador, al presidente municipal, al diputado, al senador. O tal vez debiera decirse que pocos funcionarios públicos, de países taurinos, recibirían el aplauso en una corrida de toros, no convocada ni patrocinada por ellos.

PITÓN DERECHO Faltó poco para el lleno. Dificultades de acceso a los tendidos porque el lector óptico tardó algo en aburrir al portero que la sustituyó al rato con el eficaz ¨Pásele, pásele¨, pero mientras respetó al artefacto fue lenta la entrada; aún así alcanzamos a ver el paseíllo. En la Monumental Vicente Segura abren con el Cielo Andaluz, como en La México y también gritan el Óle simultáneo. El reloj arriba de la autoridad. Ambiente de fiesta. Nos divierte la Porra del Alcohol y nos percatamos de otra: Tauro Arte.

PITÓN IZQUIERDO El Zotoluco todo hecho de voluntad, sapiencia, aguante. Enrique Ponce, temple y la difícil facilidad de estar siempre con el toro y Juan Pablo Sánchez, que nos da la impresión que va a ser mandón en México. Ya esta columna se equivocó cuando vislumbró lo mismo para su tío Luis Fernando, hace muchas temporadas. Vivirá muy poco quien no vea si se cumple el augurio en el sobrino.

PITÓN DERECHO El Zotoluco cortó dos a su segundo que dominó con su enjundia, temple, valor y técnica. Atender al toro, observarlo, provocar la embestida regateada sin molestarlo; todo hace el torero. Su primero dio oportunidad para que el de Azcapotzalco aprovechara la falta de recorrido y la mansedumbre huidiza, con arranques novilleriles, sapiencia y solvencia impecable. Algo que debió ser reconocido por la afición.

PITÓN IZQUIERDO Ésta también fue más que parca tacaña con el desempeño de Ponce en su segundo que merecía más que la salida al tercio. Media con descabello después de un percal fino y muleta poderosa y lenta. Nos pareció que el ¨Poncianismo¨ cegó a los aficionados y fueron pichicatos con el reconocimiento al español; tal vez le cobraron la factura por el tamaño de los toros de la anterior corrida en Querétaro. ¿O sería que los cohetes del mes patrio aún retumbaban?

PITÓN DERECHO Juan Pablo Sánchez, a quien hemos seguido últimamente, tiene la divina magia del mando. Lleva al toro hasta allá y termina el pase sin quitar el engaño y luego gira sobre la pierna de salida, cuando el toro tiene el recorrido necesario, para arrastrar el siguiente pase. Si el socio no tiene tanto ímpetu, entonces gira sobre la pierna del cite anterior. Pero en la mayoría de sus lances no echa la carrerita intermedia entre pase y pase, corrigiendo o recuperando el terreno para engarzar el siguiente. No tiene que sustituir con piernas ningún espacio que su muñeca dejara corto porque ésta tiene mando y deja al toro donde debe. Óle.

PITÓN IZQUIERDO En su primero, brocho como sus hermanos, tuvo un crucigrama que resolvió con la sabiduría que El Zotoluco o Ponce hubieran puesto en juego y no naufragó con el de Arroyo Zarco. Fue un toro difícil, sin recorrido, escaso de raza, y si recordamos que Juan Pablo recibió la alternativa apenas ¨ayer¨, comparando su antigüedad con la de sus alterantes, no desmereció su desempeño. En su segundo manifestó su personalidad y cortó dos orejas.


 


PITÓN DERECHO Ponce externó su enojo por la escasez de pañuelos. Estuvo cerca de una rabieta que no va con su imagen taurina. Aunque se explica, no se justifica tanto enojo. Es un episodio de la centenaria querella que traen Poncianistas y Carpetovetónicos, a la cual hemos dedicado algunas columnas y que no creemos que vaya a resolverse.



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