jueves, 31 de mayo de 2012

GARIBAY Y EL DIRECTOR DE LIDIA


PITÓN DERECHO A Pusieron a Garibay entre la espalda la pared: Un torero de 62 años y otro que venía de encerrarse con seis Miuras. Además, para añadir peso al sobresalto, el difícil aficionado de Las Ventas. A pesar de estar con voluntad y dar tres o cuatro evidencias de su temple, no hubo permanencia en su aceptación por la mansedumbre de los de Carriquirri.

PITÓN IZQUIERDO Cuando salió su primero ya había toreado el veterano. Se notó el cambio en las maneras de templar el capote pero no llegó a más. Luego con la muleta dos o tres pases ligados coreados pero sin permanencia. El toro huidizo, mansurreaba y para acabarla Garibay se desentendió de la lida y se convirtió en un espectáculo anómico ya que el veterano, a quien le correspondía el papel de Director de Lidia y que necesariamente tuvo que percibir la turbación de Garibay, no tuvo intervención alguna que el Reglamento le ordena.

PITÓN DERECHO La gritería fue grandiosa durante la corrida. Los toros, no quisieron tomar las varas en contra querencia, salvo el sexto que lo hizo desde los medios, tres veces, tres. Lo que valió la tarde. Pero cuando el toro prefería al picador de querencia, el público protestaba y no dejaba que lo picaran ahí, desatendiendo también el reglamento que coloca precisamente a un picador para esos casos.

PITÓN IZQUIERDO Después de la corrida acudimos a una conferencia de un notable del mundo taurino acompañado de dos personajes, que sin ser aficionados cabales, estaban próximos la tauromaquia por su afición al cine y lecturas. Esto bastó para establecer una conversación amena escuchada por los que habíamos asistido a la corrida. Todos les temas fueron alrededor o derivados de textos de Hemingway.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Al final el público asistente fue invitado participar y por ahí intervino un joven aficionado español que había convivido con El Pana algunos días durante los que permaneció el diestro de Tlaxcala, cuando vino a torear como consecuencia de aquella espectacular corrida en La México.

PITÓN DERECHO Por nuestra parte comentamos de la necesidad de entender el sacrifico como parte entrañable del arte taurino. Y derivada de esa naturaleza trágica la incompatibilidad con las películas porque nos han acostumbrado a los finales felices y al evitarse la muerte del toro, como centro de una película taurina, nos vamos por las convenciones joligudescas que desenvuelven al final de la cinta, casi cualquier drama en abrazos y besos.





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