sábado, 2 de julio de 2011

Lo que Natura non da, Las Ventas non presta


A la memoria de Dn. Felipe de Jesús López, por su aleccionadora huella

PITÓN DERECHO Guillermo H. Cantú en su obra “Manolo Martínez, Un demonio de Pasión”, recuerda que Manolo pudo alternar con lo mejor de su época. Según el cómputo del libro la Figura registró menos trofeos que la mayoría de sus alternantes, en 1035 encierros que compartió con diez toreros del primer grupo.

PITÓN IZQUIERDO El desglose es como sigue: En trofeos recibidos o concedidos quedó debajo de Paquirri, Cavazos, Curro Rivera, Mariano, Lomelín y Joselito Huerta. A quienes si pudo superar en cortes de orejas/rabos fue a Camino, a El Cordobés, El Capea y a Manzanares las tardes en que alternó con ellos, algunas veces en España.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ No se puede negar que ha sido la figura mexicana. Fue un torero grande aunque Carlos León, el agudo cronista mexicano dijo, en alguna de sus Cartas Abiertas, que Manolo no era más grande que su capote.

PERDIÉNDOLE LA CARA AL TORO Este soberbio crítico zahirió a muchos otros toreros con su corrosiva perspicacia. Debido a eso sufrió una zarandeada de Carlos Arruza cuando rejoneador, por las alusiones a sus monturas, arreos y caballos, aunque algunas malas lenguas, bien informadas y guiadas por el principio francés de “Chercher la femme”, encontraron que el motivo había sido una inclinación mancomunada que tuvieron por hermosa artista de cine.

¡AL TORO, AL TORO! Pues bien, este Carlos León, que en ocasiones rozaba con lo genial, la tomó contra Manolo y sus telones. Celebérrimo fue su consejo que si Manolo, como consecuencia de una rabieta a campo abierto, fuera enviado a la cárcel, sus partidarios no deberían preocuparse en llevarle la recomendada y usual cobija para que no pasara frio en las mazmorras. Bastaría, dijo el crítico, con que le autorizaran llevar su muleta y así hasta podría abrigar al resto de los internos.

PITÓN IZQUIERDO Pero cuando Carlos León se arrobaba con el arte de Martínez Ancira, con su agudeza vitriólica transformada en sincero reconocimiento, escribía elegías sin mención a la dimensión de los engaños.

PITÓN DERECHO Manolo no se iba atrás de un estoque infalible; ninguna fragua ha templado tamaño prodigio. Muchas de sus coreografías suaves, lentas, ligadas, sin enmendaduras, quedaron sin el colofón de la empuñadura en todo lo alto. Muchas. Demasiadas y aún así, es quien más rabos ha cortado en la Monumental de Insurgentes y más encerronas tuvo, en solitario, sin aburrir. También es el torero que más veces ha escuchado el Cielo Andaluz y el Óle simultáneo, al hacer el paseíllo en la Monumental Plaza México.

PITÓN IZQUIERDO Por otros lados se dijo, se dice, se dirá, que Manolo tapaba a toreros para que no sombrearan su trono. Si lo hizo, suponiendo, fue porque pudo. Su papel imborrable fue ser el mandón de la fiesta en México durante buena parte de la segunda mitad del siglo pasado.

PITÓN IZQUIERDO Pero, ¿Por qué se plegaban a sus humores? ¿Fue porque ciertamente templaba, ligaba, mandaba, sin enmendar? ¿Cuál otro torero, en sus mejores tardes, se acercaba a ser la prolongación del eje terrestre, a media plaza, sobre el que giraba la hermosura de esas sedas, oros y tardes inolvidables?

PITÓN DERECHO No todas las figuras saben, quieren, pueden mandar. Los registros de la campaña con Paco Camino, tanto en México como en España señalan, sin lugar a dudas que el arte que ambos generaban ascendía a la región del embeleso. Tanto en España y en México, con públicos hechos a diferentes tipos de toro, inclinados a lidias de distinta duración y suavidades, ambos recibieron las ovaciones de los tendidos y les concedieron, a la larga, una cantidad similar de trofeos. Con similares excelsitudes, a Paco Camino le reclamaban, en España: “Paco, eres el número uno ¡y no lo sabes!” No quería mandar.

PITÓN IZQUIERDO Manolo si ejerció su señorío en México. Cayó mal en Iberia, pero no calló en llegando donde dijo que el ya era figura en México y lo que iba a hacer era abrir las puertas de España; no iba por reconocimientos. “¿No siente la presión por alternar con fulano y zutano?” “Pregúnteles a ellos”, dijo con sequedad.

PITÓN DERECHO El julio de 1969 ya en la Plaza de Palma de Mallorca, llegó la Guardia Civil a pedirle pruebas de su estancia legal en España y ya que estaban ahí, que probara que era torero. Debió ser un rescoldo de la cruzada Lalandista de hacía décadas, perpetrada por alguna figura ibérica embozada por el anonimato. Esa tarde, leemos a Cantú, cortó dos orejas.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ No abrió las puertas de Sevilla ni las de Las Ventas y siguió mandando en México, dentro de la plaza y fuera de ella.

PITÓN DERECHO Una vez Manolo no mató a ninguno de su lote. Al primero por tres cornetazos, no por fallas en el estoque, sino porque estaba en otro lado, ensimismado, incendiado, embelesado toreando sin solución de continuidad, ligando sin enmendar. ¡3º aviso! La bronca contra el Juez, sumiso al cronómetro pero sin respeto a la infinita plasticidad estética, casi fractura el concreto de La México. Salió el otro toro que se fue por su propia pezuña a los corrales, pero éste porque Manolo lo indultó.

DESPLANTE Encierros que pueden ser cambiados a corto plazo, una afición hecha a distintos ritmos y duración de faenas. Una crítica adversa, muchas veces escrita por encargo y la presencia del toro serio, así como la competencia artística de excelencia, no impidieron que la afición apellidara a Manolo “ y ya”.

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