martes, 25 de enero de 2011

LOS LIBROS DE TOROS


PITÓN DERECHO El 22 de enero de 1911 en la ciudad de México, según el libro de Lanfranchi, torearon Rodolfo Gaona y el español Antonio Fuentes un encierro español de Campos Varela. Gaona sobresalió con las verónicas y, claro, gaoneras pero no atinó con el estoque. Justos cien años después, la noche del sábado 22 de enero de este 2011, en Mexicali, B.C., se presentaba el libro “Entre el Estoque y la Reata” que da un vistazo a la vida artística del matador Eliseo Gómez, El Charro.

PITÓN IZQUIERDO Fue una noche divertida en la que reconstruimos la memoria taurina y nos divertimos con las anécdotas. Toda la tertulia rondó sobre los toros empero hay que decir que lo más taurino que ocurrió esa noche fue cuando el propio biografiado trazó con el capote quites de su creación, sobre el foro de la antigua Escuela Cuauhtémoc, ahora Casa de la Cultura, de Mexicali, B.C. Los asistentes no pudimos contener los óles cuando terminaban las ondulaciones sedosas y envolventes del artista. Es el legado de creatividad que nos obsequia El Charro a los aficionados en activo y a los futuros que están por nacer.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ La presentación de libro, de la autoría de Cazares Burgueño, resultó muy amena principalmente porque El Charro Gómez facilita la fluidez del diálogo y lo hace pasar a conversación amistosa y al rato la convierte en charla sabrosa. Los capítulos de la obra fueron intercalados a lo largo de poco más de un hora, en los recuerdos y anécdotas del El Charro. Se mantuvo así la atención del medio centenar de asistentes.

PITÓN DERECHO Pero cuando se disiparon las palabras, apareció el arte de El Charro. Se le pide que con un capote sobre el cual había dejado un saludo a la Peña Olé, Calafia, hiciera los tres quites de su creación. La Crinolina, La Serpentina, La Cruz. Con su figura ágil y esbelta (todavía pudiera enfundarse en el terno de su despedida, hace más de tres décadas), subió al foro de la antigua escuela primaria extendió el capote y lo convirtió en oleaje de colores ondulantes para escenificar los quites por él creados.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Allí, sobre el piso de madera, que lo transformó en arena, vestido con traje de civil, ahora de luces, con iluminación artificial, que ya era sol, con un capote que en sus vuelos lleva firmas de los visitantes a los distintos actos de la peña, Eliseo Gómez, El Charro, matador de toros y taumaturgo, convirtió con su torerismo la noche en tarde de toros y los fascinados aficionados por cuenta propia pusimos el toro bravo de nuestra ganadería imaginada y lo vimos como embestía una y otra vez, embrujado por el arte de Eliseo. Óle.

PITÓN IZQUIERDO Algunos tuvimos la suerte de verlo frente a toros verdaderos. Ya en otra fecha recordé aquel toro con edad y trapío que una “figura” no quiso torear, o mejor dicho, lo torearía siempre y cuando el empresario le diera otra tarde. Un torero que no tenía sus domingos comprometidos pero que al ver aquel toro serio aceptaba torearlo, no para cortarle orejas sino para añadir una tarde a su calendario en blanco.

PITÓN DERECHO El juez de plaza lo obligó a torearlo, el torero deliberada y mañosamente hizo ver mal al toro y le echó el púbico villamelón al juez y obligaron a la devolución. El toro al que le hicieron el feo por su edad y peso, fue toreado al día siguiente, a puerta cerrada por Eliseo Gómez, con una docena de invitados y colados que pudimos constatar la afición y la vergüenza torera de El Charro al momento de despachar al toro. Esa anécdota no aparece en el libro que tampoco rinde estadísticas específicas de las corridas, ganaderías, ni trofeos obtenidos. Aporta, claro, grandes totales y semblanzas de su cartel. Esperamos una segunda edición corregida y aumentada.
PITÓN DERECHO Ningún libro biográfico puede ofrecer la vida completa del protagonista. Tampoco ninguno de nosotros recuerda todo lo vivido por uno mismo. Así que es de esperarse que al momento del recuerdo alguien nos refresque la memoria señalando algo notable que nos habíamos brincado a la torera. Así que el autor del libro tiene un segundo toro para lidiarlo. Por eso resulta notable que los toreros puedan recordar, a la hora de estar toreando un toro, a otro que ya lidiaron y que parece haber permanecido en el vivo, algo del estilo y temperamento que mostraron cuando fueron toreados.

PITÓN IZQUIERDO Este “Déjà vu” taurino es el que nos sobresalta cuando reconocemos en un lance lo que vimos en otro momento, o en otra vida, (¿quién pude aclarar esto?) Cuando Eliseo Gómez recordó a Conchita Cintrón (Autora de ¿Por qué vuelven los toreros) Me trastabilló el corazón porque la siento tan íntima a mi afición taurina (realmente no sé si la vi torear), que cuando escucho su nombre me parece que continúo una conversación reciente. Es mi torera.

DESPLANTE Aún más, cuando el matador Eliseo Gómez bosquejaba el pase de muleta que empieza como vitollina y que luego se transforma, dependiendo del recorrido, en arrucina o una vez preparada la arrucina, perdiendo de vista la cornamenta al girar, sacar un derechazo, recordé una evolución de la misma familia estética con que Talavante iluminó la tarde de hace tres domingos. Él concluyó el pase con un desdén salido de la arrucina.

ESTOCADA EN LO ALTO No se pierdan la corrida del próximo domingo, en la México. El Zotoluco, El Juli, y El Payo. Óle.

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