sábado, 13 de noviembre de 2010

EL MOMENTO HISTÓRICO





PITÓN DERECHO La crianza de ganado bravo es el conjunto de talantes psicológicos y de trapíos que los ganaderos intentan fijar en sus encastes. Lo hacen siguiendo una escrupulosa secuencia de ensayos y rechazos, tientas y acosos, aciertos y fracasos siguiendo algún paradigma que tengan para el tipo de juego que quieren que sus pupilos den en las corridas. Por supuesto que no lo logran al cien por ciento, porque trabajan con los límites que la naturaleza del Bous Taurus les impone. Los más afortunados terminan por mandar a las corridas encierros de comportamiento previsible que, con buena suerte, propicien el lucimiento de sus animales y del diestro que les toque en suerte.

PITÓN IZQUIERDO Aquí podríamos introducir un tema no muy frecuente en las tertulias taurinas donde, por lo general comentan que los diestros tuvieron suerte con un lote de algunas características que les permitieron lucimiento, o que su tarde fue mala también por el lote en suerte. Pues bien, podemos decir que los ganaderos, cuando son escrupulosos, y muchos lo son, tal vez la mayoría, al mandar sus toros quieren que les toque en suerte un diestro que les hagan resaltar las virtudes y, sobre todo, que las aprovechen para disfrute del público. Ya que TODOS los toros tienen lidia, los ganaderos cada tarde sienten que la gran mayoría de los toros son destazados desaprovechados, por la abulia o ignorancia de los toreros. Difícilmente ellos se atreverían a decirlo y esperarían a que los comentaristas lo hicieran.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Esto es, en vez de decir que los toreros no tuvieron suerte con los lotes, hay que ponernos en el lugar de criadores y lamentar que algunos encierros no tuvieron la suerte de caer en las manos aptas de verdaderos profesionales del toreo. No todos los criadores de especies animales son iguales (Además, nadie lo ha dicho) Por ejemplo lo que rechaza un ganadero de reses bravas, por no ser apto para la lidia o vientre de toros de lidia, se manda al corral para un aprovechamiento usual (Carne, leche, reproducción), en su caso, el criador de perros Pastores Alemanes manda sacrificar cuantos perros nacen blancos.

PITÓN DERECHO Para mantener atractivo el espectáculo de las corridas desde tiempos remotos, los promotores de la fiesta han tenido la preocupación de escoger animales que se presten al juego. Uno ejemplo, entre miles que deben estar por ahí entre los antiguos libros de temas taurinos, está el episodio narrado por el escritor con el seudónimo de Tío Puntilla en la obra Lecturas Taurinas del Siglo XIX.

PITÓN IZQUIERDO Ahí se narra un encierro despachado por Bernardo Gaviño que tuvo lidias de un solo pase, otra de dos, algunas de ninguno. Eso fue hace un siglo y casi tres cuartos. Se refiere a una proeza entre miles de la corriente interminable de corridas cuando la aspereza del toro hacía que faenas de uno, dos, tres pases dejaran satisfecho a los asistentes que también, por la evolución de la fiesta se bifurcaron en público y en afición. Con el paso del tiempo y las notas que el ganadero llevaba para generar animales de lidia cada vez más prolongada, fueron saliendo por toriles animales más adecuados para el lucimiento artístico, con mayor nobleza y menos genio y proclives a humillar.

PITÓN IZQUIERDO, OTRA VEZ Solo que para lograrlo tuvieron que seleccionar mediante la endogamia. Es decir la crianza entre los animales de la misma ganadería, lo que al tiempo, producía toros con algunos caracteres no deseables. El dilema es refrescar la sangre y arriesgarse a perder identidad en el Hierro intentando otras combinaciones con sementales y vientres exogámicos.

PITÓN DERECHO El dilema que han vivido los ganaderos desde hace siglo y medio es despojarle a Darwin la iniciativa de la selección natural y escoger y decidirse: ¿Un toro para los aficionados o para el público?

PITÓN IZQUIERDO Porque la crianza meticulosamente lograda desemboca en la satisfacción de alguien: ¿Del público, que es el que paga, o del aficionado o Juez que puede echar para atrás lo que sale de chiqueros? El público, que es el que paga, asiste a divertirse, a gritar, a pasar el rato. El aficionado más solemne, asiste para ponderar al toro, al torero, la marcha de la lidia, disfruta del trapío, ubica los terrenos en que debería darse la lidia, etc. ¿A quien debe dedicarse lo criado en las fincas taurinas?

PITÓN DERECHO Aquí viene el tema central de esta columna. Los ganaderos han optado por el toro noble, de muchos pases y con este resultado el toro cada vez ha tenido más de socio, de compañero que se presta al lucimiento que de enemigo, de contrincante mortal. Un toro dócil que genera la conmiseración del público, porque no da la sensación de peligro y al final de la lidia, flota en la plaza la pena del público que ha sido educado en la idea que lo central de la fiesta son los pases, no la muerte reglamentaria.

PITÓN IZQUIERDO Por eso se han ido alejando de los tendidos en muchas plazas. No quieren ver sangre. El fantasma que recorre los ruedos desolados es un fantasma verde, ecologista, bonachón y condoliente. Para el colmo regional, el terremoto de abril desmoronó algunos muros de nuestra plaza y hace casi inapetente su reconstrucción millonaria. ¿Cuándo tendremos toros en Calafia?.

RECORTE Los aficionados a la cacería de animales silvestres, cuando no respetan vedas temporales o definitivas, pueden erradicar del planeta, especies insustituibles. Por el lado de las corridas de toros, en las que los animales mueren reglamentariamente, no existe el peligro de extinción de la especie porque el toro de lida es criado precisamente para ese desempeño, para que con sus embestidas propicie el arriesgado arte taurino. La fiesta no acaba con ninguna especie animal.

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