sábado, 20 de junio de 2009

Cuando hay cambio de lidia


PITÓN DERECHO En el artículo inmediato pasado empecé encastando ferias pueblerinas con festejos taurinos. También Santos patronos con fechas establecidas por años. Poco a poco entré en otro tema y rematé hablando de silencios y rechiflas. Si hubiera querido tratar lo que se conoce en la jerga taurina como cambio de lidia, ese hubiera sido un buen ejemplo. Los toros y los aficionados sabemos que un toro puede ser otro al del los inicios, y complicarle al torero la idea que tenía para lidiarlo. También algunos temas de esta columna se salen de sí mismos y desembocan en otros.

PITÓN IZQUIERDO Por razones de temperamento, raza, de peones que “tocan” al toro, pases de más, movimientos innecesarios y muchas otras calamidades que los toreros y aficionados repudian, un toro puede no cumplir, en el tercer tercio, con las expectativas que había generado en los dos anteriores. El matador en turno pudo visualizar, en los dos primeros segmentos, la adecuada lidia en el tercero, al ver como tomaba los engaños, metía la cabeza en el peto o perseguía a los banderilleros, como remataba, como se avisaba de lejos, o de cerca. Pero una cosa es esperar el estilo y otra que el toro cumpla las expectativas. El cambio no necesariamente es para mal. También el toro que no prometía, puede elevarse en un juego de calidad al final de su corta vida.

PITÓN DERECHO Se puede observar un comportamiento determinado en los dos primeros segmentos, observar un comportamiento pero luego, viene el cambio de lidia. Debiéramos puntualizar que para mayor eficacia en el lenguaje es el cambio que el torero debe hacer a su proyecto inicial, basado en lo que vio en los dos primeros tercios, una vez que el toro desarrolla otro comportamiento y exige consecuentemente, otro tipo de lidia. Para dar otro ejemplo de Cambio de lidia, en este momento se me ocurre corregir y ampliar algunos de las temas que intenté desarrollar en el anterior artículo.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Dije que la Santa Verónica tenía dos fechas para celebrarse, el 3 de febrero y el 12 de julio. Pues bien, les tengo noticias, son dos las Santas Verónicas. La que interesa a los tendidos es la del 3 de febrero. La del 12 de julio es una Santa, ésta italiana, que vivió en el siglo XVII y que, equivocadamente el libro que consulté a su cortísima biografía le ponen una imagen en donde está extendiendo el lienzo en que se encuentra el rostro de Jesús. Es decir, ponen la imagen de la Verónica judía vinculada al toreo y no la otra que sin menoscabo de sus méritos de santidad, no puede ligarse a la fiesta de toros. Aún así, pienso celebrar a la de la solera el próximo 12 de julio.

PITÓN IZQUIERDO También aprovecho el viaje para ampliar lo de la plaza de La Petatera. Es una plaza que se construye, año con año, para los festejos del Santo Felipe de Jesús el 5 de febrero, en Villa de Álvarez, Colima, cercana a la capital homónima y que se arma sobre una estructura de barrotes, troncos y tablas atados y asegurados fuertemente. Lo que sería los muros y paredes son petates tejidos con palmas, de ahí el nombre. Cuando terminan los festejos se desarma y queda el campo despejado, hasta el otro año en que los tres mil aficionados vuelven a llenarla. No debería uno perderse esas tardes de toros en La Petatera.

PITÓN DERECHO Y ya que hablamos de aprovechar el viaje y ya que utilicé los términos, comentaré la diferencia entre lidia y faena. Depende del diccionario consultado, puede uno encontrar que faenar se refiere a destazar los cuerpos vacunos y, como consecuencia la faena taurina sería el proceso previo, es decir la preparación de la muerte del toro. La lidia, por otro lado, es el quehacer frente al toro. Esto es, en tiempos en que el torear era la preparación de la muerte del toro se hablaba de faena. Por eso se decía que el pase inicial, la verónica era para preparar la muerte, que la pica, que las banderillas, que los quites, que los doblones también cumplían esa función. Cuando empezaron los toreros a deambular suntuosamente no frente al toro sino con el toro, que era criado para ese efecto, entonces los pases dejaron de ser eslabones orientados para la muerte. Se convirtieron los lances en obras de arte individuales y de contenido estético. Entonces la faena dejó de significar solamente algoritmo para la muerte.

DESPLANTE Aunque no todos los aficionados las disfrutan, hay lidias que consisten de pases aislados, uno aquí, otro por allá y, por supuesto, hay otras que son coreografías estructuradas que se arman ligando los pases adecuados a la condición del toro y al dominio del torero, que luego son rematadas con la estocada. Entonces la lidia y faena, en ocasiones intercambiables en estos tiempos, no tuvieron el mismo significado en anteriores.

PITÓN DERECHO, OTRA VEZ Entonces, la faena se ha convertido en el tercio de los pases de muleta y de la estocada, claro. Ya no solamente el preámbulo de la sacrifico del toro. No, además se esperan los pases por alto, doblones, naturales, derechazos, dosantinas, poncinas, vitolinas, manoletinas, arrucinas, capetillinas, martinetes, macheteos y un larguísimo etcétera de lances que por si solos crean belleza y parecieran desprenderse, cuando resultaban hermosos, del resto de la tarde. Son autónomos de la muerte del toro

PITÓN IZQUIERDO Si estamos en México, esperamos muchos pases de muleta, en otras latitudes, no. Es decir, en otros ambientes taurinos el tercer tercio sigue siendo, más o menos, el preámbulo del volapié. Pocos pases, luego a matar.

DESPLANTE ¿Ahora si pude explicar lo que es cambio de lidia?

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